viernes, 23 de noviembre de 2012

:::La Crónica de la Bloody Night:::

Todo era demasiado hermoso para ser cierto y parecía que el universo conspiraba asombrosamente a favor de Andrew, aquel joven luchador de FreeFight que además estaba haciendo sus estudios universitarios en Comunicación Internacional y militaba en una asociación por la reivindicación de las minorías. Todo parecía que le sonreía a Andrew aunque el no creía mucho en la suerte, el consideraba que todo tenia una causa y que todo, de algún u otro modo se debía a merito propio, era un buen momento, cada pieza de su reloj mental y cósmico encajaban a la perfección, todo su esfuerzo siempre fue bien recompensado aunque el nunca lo esperaba pero si necesitaba un descanso, un largo y reparador descanso que tenia planeado a fines de Noviembre en donde se iba a ir con familiares a un desolado pueblo llamado “Cruz Celta”.
Nada le hacia sospechar al joven Andrew que algo estaba por suceder, sus entrenamientos se desarrollaron igual aunque con el conflicto de abandonar a su comitiva del FreeFight antes de su ultima gran pelea, estos luchaban por el tercer puesto y Andrew no iba a poder acompañarlos por su ansiado viaje, sacar los boletos del ferry le habían acarreado algunos problemas y dudas por lo que había quedado sin márgenes para maniobrar con los horarios, a pesar de ello todo parecía marchar como debía hacerlo.
La noche anterior a su esperado viaje no tuvo nada en particular, armo su equipaje y repaso los planes que habían quedado de hacer con su grupo de amigos una vez instalados en “La Mansion Abrahams” en donde residían sus familiares y en donde, a su vez, habían tenido la cortesía de recibirlos como sus invitados en su estadía en aquel pueblo.
Era la una de la mañana cuando Andrew se disponía a acostarse, subió las escaleras y comenzó a desnudarse, el sabia que las jovencitas morían por su cuerpo y le gustaba recordarlo antes de dormir y así fue como lo hizo pero ese bello ritual narcisista no duro mucho. De un instante al otro Andrew se vio envuelto en rabia y pánico a la vez, las puertas de la toilette en el que se encontraba parecían que no iban a poder contener todos los animales impulsos que salían de su cuerpo ante la realidad inminente del apolíneo y prodigio joven. Su cruel pasado se personificaba en su vida de la peor manera, un baño de sangre corría de sus firmes glúteos hacia sus tobillos, era un océano de sangre como nunca antes lo había visto y emergía de el mismo, de una herida que parecía curaba producto de una posesión demoniaca que lo había tenido como huésped años anteriores y que gracias a la sabiduría de un brujo tan grande como desconocido logro curarlo y sellar sus entradas hacia el mas allá, cerrar sus puertas astrales no una sino mas de tres veces con el fin de que ningún alma en pena se pudiera apoderar de nuevo de tan grande humanidad como la de Andrew pero ahora estaba pasando de nuevo, sus sellos habían explotado literalmente y el no se había dado cuenta de nada, el no había sentido nada en absoluto y ahora cada segundo que pasaba era crucial, cada vez estaba mas débil ante una muerte que parecía inminente, estaba solo he improviso determinadas maniobras que ayudaron a parar el flujo sanguíneo por un tiempo pero al paso que iba hasta su alcoba iba dejando marchar en el suelo, marcas del antiguo pacto que se volvían a materializar y que intentaba borrar con la intensión de que nadie se diera cuenta de lo sucedido.
Su poder disminuía y cada vez sentía más miedo, el sangrado comenzaba de nuevo una y otra vez como si del más allá apuñalaran la zona reclamando la sangre que les pertenecía, la sangre de los caídos.
Andrew sabia que la luna cuidaba de él, sentía que su protección estaba por encima de su corpóreo y irresistible cuerpo y que al fin y al cabo nada demasiado malo podía pasar, sabia además que su portal se había abierto de nuevo porque había tocado su propio cuerpo y lo había descubierto de esa manera ya que debía saber el lugar exacto de donde emanaba tanta cantidad del fluido de la vida, ciertamente que descubrió que la fuente principal de ese mar enrojecido era el peor lugar que podía ser en su cuerpo, el lugar que mas celosamente cuidaba y que por una jugada del destino y planificación de los macabros y elucubradores seres de la oscuridad ahora estaba abierto y dispuesto para que cualquier entidad que deseara entrar lo hiciera en los próximos instantes, donde aquel hombre comenzaba a perder sus fuerzas al mismo paso que sus esperanzas, las cuales desaparecieron cuando se dio cuenta que su sangrado persistía y no tenia intensiones de detenerse, sentía que emanaba mas sangre de la posible pero así son las cosas, así fue el destino y la bendición de la luna que hizo que la luz apareciera al final del túnel, era la luz de la vida y de la muerte, la luz del ángel de la carroza quien se apareció frente a él y entendió al instante su llamado, su desesperación y lo encomendó a la mismísima personificación de la Gran Sacerdotisa quien lo calmo, lo estableció nuevamente pero no pudo cerrar aquel portal que nuevamente se había abierto en su cuerpo, prometió cuidarlo con su vida y llevarlo por el sendero de la sanación, un sendero que Andrew ya conocía y recordaba por su tortuosidad con olor a la mas sublime calma, pero ahora el estaba tranquilo, sabia que comenzaba un nuevo camino pero eso ya no importaba, tenia que ver hacia adelante y su fe volvió a ser mas fuerte que todo lo demás.
Mil benditos soles lloraron y procuraron acompañar a Andrew hasta su recuperación, él sonreía, sabia que nada malo podía pasar y que no iba a dejar que nada de toda esta situación opacara una era hermosa que estaba viviendo y que no estaba dispuesto a dejar pasar. Entre el mundo de carne y hueso y el mundo espiritual Andrew sabia que su viaje no iba a suceder y que de todas formas no iba a poder acompañar a su equipo del FreeFight, el sabia que tenia que asumir nuevos cuidados de ahora en mas pero prefirió resguardarse en las sombras, esperando el momento justo que aparecer, desde esa noche, todas las noches iban a ser “Bloody Night”.

Titulo de la imagen: Terror, Sangre y Pus, -263
Simplemente Perfecta!
Post-data: Andrew reía y recordaba como un joven espadachín le había hablado de la venganza el Karma, al final, había caído en sus garras… 

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