Nada le hacia sospechar
al joven Andrew que algo estaba por suceder, sus entrenamientos se
desarrollaron igual aunque con el conflicto de abandonar a su comitiva del
FreeFight antes de su ultima gran pelea, estos luchaban por el tercer puesto y
Andrew no iba a poder acompañarlos por su ansiado viaje, sacar los boletos del
ferry le habían acarreado algunos problemas y dudas por lo que había quedado
sin márgenes para maniobrar con los horarios, a pesar de ello todo parecía marchar
como debía hacerlo.
La noche anterior a su
esperado viaje no tuvo nada en particular, armo su equipaje y repaso los planes
que habían quedado de hacer con su grupo de amigos una vez instalados en “La
Mansion Abrahams” en donde residían sus familiares y en donde, a su vez, habían
tenido la cortesía de recibirlos como sus invitados en su estadía en aquel
pueblo.
Era la una de la mañana
cuando Andrew se disponía a acostarse, subió las escaleras y comenzó a
desnudarse, el sabia que las jovencitas morían por su cuerpo y le gustaba recordarlo
antes de dormir y así fue como lo hizo pero ese bello ritual narcisista no duro
mucho. De un instante al otro Andrew se vio envuelto en rabia y pánico a la
vez, las puertas de la toilette en el que se encontraba parecían que no iban a
poder contener todos los animales impulsos que salían de su cuerpo ante la realidad
inminente del apolíneo y prodigio joven. Su cruel pasado se personificaba en su
vida de la peor manera, un baño de sangre corría de sus firmes glúteos hacia
sus tobillos, era un océano de sangre como nunca antes lo había visto y emergía
de el mismo, de una herida que parecía curaba producto de una posesión demoniaca
que lo había tenido como huésped años anteriores y que gracias a la sabiduría de
un brujo tan grande como desconocido logro curarlo y sellar sus entradas hacia
el mas allá, cerrar sus puertas astrales no una sino mas de tres veces con el
fin de que ningún alma en pena se pudiera apoderar de nuevo de tan grande
humanidad como la de Andrew pero ahora estaba pasando de nuevo, sus sellos habían
explotado literalmente y el no se había dado cuenta de nada, el no había sentido
nada en absoluto y ahora cada segundo que pasaba era crucial, cada vez estaba
mas débil ante una muerte que parecía inminente, estaba solo he improviso
determinadas maniobras que ayudaron a parar el flujo sanguíneo por un tiempo
pero al paso que iba hasta su alcoba iba dejando marchar en el suelo, marcas
del antiguo pacto que se volvían a materializar y que intentaba borrar con la intensión
de que nadie se diera cuenta de lo sucedido.
Su poder disminuía y
cada vez sentía más miedo, el sangrado comenzaba de nuevo una y otra vez como
si del más allá apuñalaran la zona reclamando la sangre que les pertenecía, la
sangre de los caídos.
Andrew sabia que la luna
cuidaba de él, sentía que su protección estaba por encima de su corpóreo y
irresistible cuerpo y que al fin y al cabo nada demasiado malo podía pasar,
sabia además que su portal se había abierto de nuevo porque había tocado su
propio cuerpo y lo había descubierto de esa manera ya que debía saber el lugar
exacto de donde emanaba tanta cantidad del fluido de la vida, ciertamente que descubrió
que la fuente principal de ese mar enrojecido era el peor lugar que podía ser
en su cuerpo, el lugar que mas celosamente cuidaba y que por una jugada del
destino y planificación de los macabros y elucubradores seres de la oscuridad
ahora estaba abierto y dispuesto para que cualquier entidad que deseara entrar
lo hiciera en los próximos instantes, donde aquel hombre comenzaba a perder sus
fuerzas al mismo paso que sus esperanzas, las cuales desaparecieron cuando se
dio cuenta que su sangrado persistía y no tenia intensiones de detenerse, sentía
que emanaba mas sangre de la posible pero así son las cosas, así fue el destino
y la bendición de la luna que hizo que la luz apareciera al final del túnel,
era la luz de la vida y de la muerte, la luz del ángel de la carroza quien se apareció
frente a él y entendió al instante su llamado, su desesperación y lo encomendó a
la mismísima personificación de la Gran Sacerdotisa quien lo calmo, lo estableció
nuevamente pero no pudo cerrar aquel portal que nuevamente se había abierto en
su cuerpo, prometió cuidarlo con su vida y llevarlo por el sendero de la sanación,
un sendero que Andrew ya conocía y recordaba por su tortuosidad con olor a la
mas sublime calma, pero ahora el estaba tranquilo, sabia que comenzaba un nuevo
camino pero eso ya no importaba, tenia que ver hacia adelante y su fe volvió a
ser mas fuerte que todo lo demás.
Mil benditos soles
lloraron y procuraron acompañar a Andrew hasta su recuperación, él sonreía,
sabia que nada malo podía pasar y que no iba a dejar que nada de toda esta situación
opacara una era hermosa que estaba viviendo y que no estaba dispuesto a dejar
pasar. Entre el mundo de carne y hueso y el mundo espiritual Andrew sabia
que su viaje no iba a suceder y que de todas formas no iba a poder acompañar a
su equipo del FreeFight, el sabia que tenia que asumir nuevos cuidados de ahora
en mas pero prefirió resguardarse en las sombras, esperando el momento justo
que aparecer, desde esa noche, todas las noches iban a ser “Bloody Night”.
Titulo de la imagen: Terror, Sangre y Pus, -263
Simplemente Perfecta!
Post-data: Andrew reía y
recordaba como un joven espadachín le había hablado de la venganza el Karma, al
final, había caído en sus garras…
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